DE LA OBJETIVIDAD CIENTÍFICA O DIOS CREÓ AL HOMBRE A SU IMAGEN Y SEMEJANZA

Resumen

Sentados alrededor de una mesa redonda, los redactores jefe de la Enciclopedia de la Ciencia se revolvieron en sus cómodos sillones de cuero. Surgió un pequeño problema que exigía una decisión rápida: ¿qué hacer con Marie Curie? Evidentemente, la presencia del científico no se había tenido en cuenta antes, cuando la sesión biográfica de la enciclopedia se denominó "El Hombre". Pero no habría forma de dejar fuera de la historia a la primera persona que ganó dos premios Nobel. Aquí estaba el escollo. Un silencio se apoderó de la sala, intercalado por el tintineo del hielo al golpear los vasos de whisky. "Ponla con Pierre". El asunto se resolvió sin mayor dramatismo. No sería una excelente ama de casa la que perturbara el rigor científico compartido con tanto esmero entre esos distinguidos caballeros. Marie Curie pasó por las manos de los editores como un hipo solitario incapaz de perturbar la belleza del gran discurso.